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Ahorramos hasta un 95% de agua comparados a la agricultura tradicional, ya que el agua recircula en el sistema.
Las plantas crecen hasta un 50% más rápido porque reciben nutrientes de forma óptima.
Se pueden lograr más ciclos de cultivo al año.
Cultivos más uniformes, limpios y sin plagas o enfermedades.
No depende de la calidad del suelo, ideal para zonas áridas o urbanas.
No hay erosión del suelo ni contaminación por pesticidas en el suelo o fuentes de agua.
Al no tener plagas, no se necesitan pesticidas.